viernes, 23 de diciembre de 2016

Cascada del Purgatorio

La ruta de la Cascada del Purgatorio sitúa su inicio en la madrileña localidad de Rascafría, junto al Monasterio de Sta. María del Paular, que da nombre al propio valle donde nos situamos.

Un valle que es dibujado por el río Lozoya y vigilado por las altas cumbres de Peñalara, que posan orgullosas sus cimas para el disfrute de todos.

Es esta una ruta muy sencilla, para toda la familia; pero también muy transitada. Es por ello que se recomienda realizarla en las primeras horas de la mañana.

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La ruta comienza desde el propio parking del Monasterio, para cruzar la carretera que baja del puerto de Cotos (cuidado, suele tener tráfico). El puente del Perdón, que salva las aguas del río Lozoya, nos dará el banderazo de salida.
Pista en los primeros kms
Iniciaremos así un plácido paseo por una amplia pista donde podemos encontrarnos con algunos coches de servicio. El asfalto pronto desaparece para desembocar en un pista de tierra justo al pasar por la apacible área recreativa de Las Presillas.

El robledal comienza a cerrarse sobre nuestros pasos mientras que las cimas del Peñalara comienzan a desaparecer de nuestras vistas. Para entonces, el aún joven Lozoya captará nuestra atención.
Cimas del Peñalara entre el robledal
Un desvío en la pista a nuestra izquierda nos introducirá de lleno en el robledal del que no saldremos hasta el final de la ruta.

A los 5km de paseo, el camino nos regala un descanso a modo de descenso hacia el cauce del arroyo que baja sus aguas tras el salto del Purgatorio.
En busca de la cascada
Cruzaremos un puente que nos permitirá el paso al lado opuesto. Lugar donde a la vuelta nos desviaremos de camino al final de ruta. Es aquí donde se establece el límite del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama, en el cual nos introducimos.

Se inicia ahora la parte más bonita de la jornada. Un sendero paralelo al cauce del arroyo nos entretendrá con las vistas y sonidos producidos por el caudal del agua. Creando pozas y pequeños saltos que merecen la pena ser disfrutados.
El cauce nos acompañará hasta el final
Poco antes de llegar al punto de mayor interés, el camino se tornará algo técnico, pero completamente salvable. Estaremos llegando a la Cascada del Purgatorio.

Poco más adelante, tras un paso entre rocas, encontraremos la plataforma que nos permite divisar esta pequeña caída de agua. Si realizas la ruta tras días de lluvia, serás recompensado con más belleza aún.
Cascada del Puergatorio
Desde aquí parte un camino no homologado, que necesita algo de trepa para llegar a una segunda cascada, río arriba. Nosotros intentamos llegar a ella, pero las lluvias de días previos junto con la umbría de la zona, dejaban la pedriza que debíamos salvar con mucha humedad y muy resbaladiza, por lo que desistimos en nuestra empresa.

El camino de vuelta se realiza por el mismo sendero que acompaña el arroyo. Personalmente, el tramo más bonito de la ruta, incluso superando al propio salto de agua que da nombre a la ruta.
Camino paralelo al arroyo
Al llegar al puente que cruza el arroyo, no lo pasaremos y seguiremos de frente. Abriremos una cancela que deberemos volver a cerrar.

El arroyo permanecerá a nuestra izquierda. Evitaremos así el cruce con un mayor número de personas y disfrutaremos de un bonito robledal. Por contra, es posible que nos encontremos a nuestro paso ganado manso, sin más peligro que el de sus propias excreciones.
Camino opcional de vuelta
A falta de dos km para concluir la ruta, desembocaremos en la pista inicial de la jornada donde ya solo queda comentar la jornada y decidir el lugar para disfrutar del picnic que Carol nos había preparado.

El área recreativa de las Presillas era una seria opción. Pero optamos por coger el coche y de camino a Cotos tomar un desvío a derechas que nos llevaría por un carreterín a un bello mirador en homenaje al guarda forestal donde repondríamos las fuerzas gastadas en esta ruta de hoy.
Picnic contería de Carol

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