Tras 5 días por la isla con afán de conocer y recorrer los máximos lugares posibles, nos quedaban aún 3 para disfrutar y relajarnos en sus paradisíacas playas de Varadero.
Éstas, lejos de la realidad, no representan lo que es la verdadera isla. Plan pulserita y todo incluido. Con vida tranquila, entrando en un bucle constante entre habitación, piscina, playa y buffet. No es que vaya mucho con nosotros, pero lo necesitábamos, aunque poniendo pequeños toques de nuestra filosofía.
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| Relax en la playa |
Participar en la variada animación del hotel; haciendo streching en el agua, lanzando cocos en la arena, bailando zumba en la playa o participando muy activamente en la fiesta nocturna del sábado noche.
Cenas en clásicos restaurantes chinos o acertadas restaurantes marinos. Mojitos en la piscina o helados en las tumbonas. Desfiles de moda y exibiciones de bicis acrobáticas.
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| Varadero |
Paseos kilométricos por las cristalinas aguas e incluso partida de tres en raya.
Un gran acierto este hotel
Sol Palmeras (Gracias Carol).
Pero huera sido superior a nuestras fuerzas si uno de esos días no hubiésemos salido del recinto. Y así hicimos.
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| En Catamará a Cayo Blanco |
Una excursión a Cayo Blanco, una isla con arena blanca y agua azul turquesa. Y de camino un gran catamarán con la oferta de un snorkel que no estuvo a la altura del viaje realizado.
Esto es lo que yo le llamo, un viaje completo. ¿Seguimos conociendo? ¿Seguimos descubriendo? ¿Seguimos SUMANDO?
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