lunes, 21 de julio de 2014

Etapa 2. Lunes 14. St Jean Pie de Port-Bielle.

 

El segundo día amaneció encapotado, y se mantuvo así durante toda la jornada. Hecho que nos impidió observar las vistas que nos ofrecían estos espectaculares parajes del País Vasco francés. Pero como bien alegó Rute, las nubes también tienen su encanto, y le dan esa pizquita de épica a las ascensiones.
Luis señalando el Col de Burdinkurtxeta entre las nubes.
Necesitamos 128km  y más de 3.600m d+ para sobreponernos ante los colosos que nos esperaban hoy escondidos entre las brumas. El Col de Burdinkurutxeta, Col de Orgambidesca-Bagargi, Col de Soudet, Col de Boudesou y Col de Marie Blanque.

La aproximación hasta el primero de ellos se hizo rodando bajo un incómodo txirimiri hasta llegar a la localidad de Bassaburúa donde dio comienzo el puerto.
Valle de Lauhibar
El Col de Burdinkurutxeta nos esperaba escondido entre las nieblas con sus primeros cuatro kilómetros durísimos por encima del 10% hasta llegar al Col de Haltza. Alli, un pequeño descanso que nos permitió tomar aliento para afrontar los otros cuatro últimos kilómetros, algo más suaves, y coronar este duro y desconocido puerto.
Rampas de Burdinkurutxeta.
Las pedaladas retorcidas sobre nuestra montura se hacían más agónicas por el echo de no poder aliviar el esfuerzo con las vistas hacia el valle que, suponíamos, precioso.

Imanol, hoy conduciendo el coche de apoyo, nos esperaba en puntos estratégicos para darnos ánimo pacientemente, además de facilitarnos nuestros chubasqueros o manguitos cuando los requeríamos ente este caprichoso tiempo meteorológico.
Col de Burdinkurutxeta
Una vez arriba, una corta bajada nos ponía llevaría hasta el lago de Irati donde comenzaba el segundo puerto de la jornada, el Col de Orgambidesca, muy próximo a los Chalets de Irati.
Lagos en Irati
Fueron tan solo seis kilómetros, cuatro de ellos suaves por unos valle lagunares que se endurecieron levemente en sus últimos dos para dejarnos en el corazón de la espectacular y densa Selva de Irati.

El descenso por la bonita vertiente de Bagargi nos dejará directos en Larrau, no sin antes afrontar un breve repecho que nos elevará asta llegar a la localidad.
Col de Bagargi
En las cimas estábamos rodeados de nubes, pero en los valles éramos capaces de divisar la espectacularidad de la zona en sus cotas más bajas. Este fue el caso del descenso hasta el pueblo de Larrau, donde los tapetes verdes asomaban bajo las atentas miradas de las acumulaciones nubosas en las alturas.
Descenso de Bagargi
Tras pasar el pueblo, y su repecho, nos esperaba Imanol junto a un área de servicio, con el deseado avituallamiento. Este momento nos daba paso para ascender el tercer puerto de la jornada, el Col de Soudet.

Pero antes de iniciar su larga subida, debimos recorrer paralelos aguas abajo el caudaloso río Larrau hasta el desvío que nos conducía hacia St Engrace, lugar oficial del inicio de puerto.
Río Larrau
Nos esperaba el "tapado" de la jornada. El Col de Soudet. 21km, de los cuales los 8 primeros fueron muy suaves. Pero que a partir del área recreativa de las bellos cañones de Kakuetta, se convierten en duros de verdad.

No obstante, las bellas vista de esto cañones al otro lado del valle y la aparición de una bonita iglesia del s.XI nos hicieron evadirnos del sufrimiento antes de llegar a la cota de nubes.
Iglesia s. X en el Col de Soudet
13 kilómetros que parecieron interminables. Un puerto que sabíamos muy largo, pero que también resultó ser muy duro en su parte final con rampas muy sostenidas por encima de la decena porcentual. Y tan solo un breve descanso a falta de 7 kilómetros para coronar.
Valle de St Engrace
El desvío de la estación de Isserbe, a falta de cuatro kilómetros para la coronación, nos introdujo definitivamente en lo más profundo de las nieblas, dando ese carácter épico al ascenso.
Últimos kilómetros del Soudet.
En lo más alto, el último kilómetro con la niebla más densa que nunca, nos costaba encontrar el coche de apoyo con Imanol esperando para entregar chubasqueros y sobre todo reponer líquidos.
Col de Soudet
En el descenso hacia Arete, nos desviamos por el Col de Labys para seguir fiel a nuestro rumbo en busca del Mediterráneo. Comienza aquí una carretera muy peligrosa por la humedad y la gravilla suelta. El firme resbaladizo nos hace tener algún susto sin consecuencias que solo quedó en anécdota.
Hacia el Col de Boudesou
El trazado nos dirige por un cerrado valle hasta los pies del Col de Boudesou por su vertiente corta que consiste en tres llevaderos y tranquilos kilómetros de ascenso.
Col de Boudesou
El sol parece ganar tímidamente la partida por momentos a las nubes ofreciéndonos unas increíbles vistas de este cerrado enclave a las puertas del gran valle de Aspe.

 Una vez coronado esta pequeña cota de Boudesou, y no sin una leve confusión en nuestro trazado, comenzamos el descenso hacia el valle principal. Espectacular, precioso y muy intenso.
Descenso hacia el valle de Aspe
Tan solo quedaba llanear hasta Escot en terreno QH donde tomaremos el definitivo ascenso hasta el Col de Marie Blanque. Suave en sus primeros 4 kilómetros, pero tortuoso en sus últimos cuatro con una media que no baja del 11% y en la que ya pesaban los más de 3.000m de desnivel acumulados a lo largo de la jornada.
Col de Marie Balnque
Una vez arriba, tan solo nos queda descender hasta Bielle disfrutando del bonito paisaje y de la localidad donde esta noche tan solo nos da tiempo a cenar, dar un paseo por la carretera, tomar un gintonic en el propio hotel y descansar para la etapa reina del viaje.
Bielle
Noche en Hotel Logis Aygelade, Bielle.

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