domingo, 4 de mayo de 2014

Pedales de Lava (E1): Arrecife-Jameos de Agua (75km - 1050m d+)

Con la misma ilusión que un niño con un juguete nuevo, tomé mi Ghost alquilada dispuesto a hacer los primeros kilómetros con ningún otro objetivo que acoplarme a la nueva compañera con la que disfrutaría y sufriría los casi 300km que tenía ante mis piernas.
Paseo marítimo de Playa Honda
Un tranquilo rodaje de casi 9 km por los paseos marítimos de Arrecife, Urbanizaciónes El Cable y La Concha, Playa Honda y la playa de Guasimeta, que por momentos conquistaba el carril bici, me sirvieron para desentumecer las piernas y prepararlas para la batalla contra los dioses Eolo, Vulcano y Neptuno.
Carril bici tomado por la arena, playa Guasimeta.
A la llegada a Puerto del Carmen, el giro hacia el interior nos obliga a abandonar las vistas del Atlántico. Bordeando el aeropuerto comenzamos a observar el paisaje característico de esta isla, salpicada por innumerables elevaciones volcánicas. Cambio completamente radical de paisaje con un simple giro. Era un pequeño aperitivo del carácter camaleónico de esta ínsula.
Montaña Blanca, Bermeja y Guatisea.
La pendiente es suave en su primera mitad del ascenso, pero el magnetismo es tal que cada kilómetro que avanzamos parece elevarse el porcentaje de desnivel. Costará salir del letargo, himnotizado por el horizonte que nos presenta a las tres primeras colinas vulcanas que rodean la localidad hacia la que nos dirigimos; Montaña Blanca.
Localidad de Montaña Blanca.
Sin llegar a esta localidad, hacía ya 8 km que habíamos abandonado el mar a nuestras espaldas. Por primera vez obteníamos un descanso en el ascenso, coincidiendo en este tramo con el Camino Natural de Lanzarote GR-131, ruta con la que nos toparemos en numeradas ocasiones durante nuestro viaje.



Tomamos rumbo hacia San Bartolomé, no sin antes desviarnos hacia lo más alto de una pequeña loma, que nos proporcionará unas primeras vistas de la isla desde cierta altura que deberemos pagar con un corto, pero empinado, tramo entre las Calderas Hondas.
En lo alto de Calderas Hondas.
El descenso, divertido y técnico, nos deja en San Bartolomé, la primera localidad de paso con servicios donde poder reponer fuerzas. 

Callejeando por sus entrañas, podremos disfrutar de la poca sombra que nos proporcionan sus edificaciones antes de salir de nuevo al campo abierto. Su iglesia, teatro municipal y ayuntamiento quedan congregadas en la misma plaza que preside un bonito parque escalonado por donde continúa nuestra ruta.
San Bartolomé.
Al salir de esta pintoresca población, nos adentraremos en una red de caminos locales conocidos como El Jable. Es una zona arenosa que se nos presenta en cómodo descenso por tierras que bien pueden asemejarse a un desierto típico de estas latitudes. El tramo nos conduce próximos al llano y caldera de Zonzamas.
Camino de El Jable.
El camino se topa de bruces con una de las múltiples lenguas de lava que existen en la isla. Es curioso observar como el malpaís irrumpe de golpe, casi autoritario, ante estos campos de cultivo, que intentan hacerse vida en esta complicada orografía.
El camino se aproxima al perímetro de lava.
Este sector, que bordea literalmente este mar de lava, nos hace cambiar completamente nuestro horizonte. Más incluso cuando el camino, valientemente, se atreve a adentrarse en un complicado tramo entre la lava. Es un momento único y una sensación rara la de poder pedalear sobre la roca magamática.
Acertado camino entre el caos magmático.
El corto tramo nos lleva directos al canal de Famara, una lineal canalización que se abre entre el desorden inhóspito de la lava solidificada. De ello nos aprovecharemos para salir de este peculiar enclave, pudiendo observar a ambos lados este mar negro solidificado.
El canal de Famara abriéndose paso ante el malpaís.
Estamos en el kilómetro 30, y el descenso queda finiquitado para comenzar un entramado de senderos, en ascenso, muy divertidos próximos a Nazaret. El trazado nos introducirá en un collado entre las montañas Chica y Cabrera, poniendo nuestra técnica a prueba por primera vez en esta jornada.
Paso técnico entre montaña Chica y Cabrera.
Tras el paso del collado, es ascenso continúa hasta llegar a la falda de la Meseta de la Torre. En lo alto de ella se sitúa, al otro lado de nuestra posición, el Castillo de Sta Barbara de Teguise. Es aquí donde establecemos el final del segundo ascenso y comenzamos a faldear por una senda más cómoda esperando nuestra llegada a Teseguite.
Marcado camino en la falda de la Meseta de la Torre.
El paso por la pequeña localidad de Teseguite es rápido, puesto que un poco antes de entrar en ella hemos comenzado nuestro descenso para reencontrarnos de nuevo con la mar.

El descanso que nos proporciona la pendiente negativa por estos caminos anchos y bien adecentados, nos sirven para recuperar pulsaciones y preparar nuestro cuerpo para el tramo más técnico y divertido de la jornada de hoy.

Tras cruzar la carretera y continuar por el camino del Charco, que nos lleva directos a las playas de Costa Teguise, nos desviamos por unos senderos que nos permitirán cruzar un nuevo collado entre Montaña Saga y Cerro Hurón.
Sendero ante el cerro Hurón.
El tramo serpentea entre sendas, caminos poco marcados y leves rodadas sobre cantos que se abren paso entre viejos muros y tierras deshabitadas imposibles para el cultivo o la ganadería. Un paraje, el de los Ancones, creado por el lapilli volcánico que tiene una belleza única, especial; y que justifica por sí sola el uso de una bicicleta con doble suspensión.
Camino entre lapilli.
En el km 48 habremos llegado de nuevo a la costa. Una costa diferente a la que dejamos en nuestros primeros kilómetros de la jornada, completamente natural y sin ningún atisbo de civilización en sus alrededores.

Los paseos marítimos han dando paso a pequeños y ennegrecidos acantilados golpeados por la mar. La brisa acaricia nuestra piel y la sensación de grandeza que nos proporciona el océano parece adentrarse en nuestros sentidos.
De nuevo en contacto con el mar.
Pero no debemos dejarnos llevar por este bohémico momento, pues la proximidad de las aguas y la tecnicidad del sendero nos obliga a mantener la precaución ante un posible despiste en nuestro trazado.

Tras varios kilómetros, la senda se convierte en pista y los acantilados dan paso a playas rocosas. Podemos ahora aumentar nuestra velocidad y relajar nuestra atención en el piso, para poder elevar la mirada hacia el horizonte donde ya se divisan las primeras localidades costeras de esta zona nodeste de la isla.
A nivel del mar, Los Cocoteros al fondo.
Por esta misma pista llegamos a la Urbanización Los Cocoteros donde existen unas salinas abandonadas. Son estas, junto a las de las de Janubio, las salinas más importante de la isla. Salinas que fueron el principal motor económico de la isla en tiempos pasados. Potencial económico que ha sido sustituido actualmente por el turismo.
Salinas de los Agujeros.
Tocaba ahora, volver a separarse de la costa para ascender hasta Guatiza. Nueva localidad con servicios donde reponer energías, situada en la base de tres conos volcánicos denominados Las Calderas. Es aquí donde se encuentra uno de los puntos turísticos más afamados de la isla, El Jardín de Cactus. Visita que dejaremos para posteriores ocasiones.

En la subida hasta esta población podremos disfrutar de grandes campos de chumberas que nos acompañarán a nuestro paso. Y antes de llegar a la población también nos encontraremos con una gran cantera a cielo abierto de picón.
Las Calderas, junto a la cantera de picón y campos de chumberas.
Abandonaremos esta localidad en rápido y cómodo descenso hasta la urbanización nudista de El Charco de Palo, retomando así nuestro camino al borde de la línea costera.

En los pequeños acantilados de esta zona existen los conocidos baños que permiten el remojo en la bajamar y el tiempo es tranquilo. Son una oquedades en la pared que retienen el agua cuando baja la marea y hacen de bañeras que son utilizadas por este turismo nudista exclusivo de esta zona.
Urb. Charco de Palo, con sus baños en la zona acantilada.
Por respeto no tomé ninguna instantánea de estos curiosos baños, pero si me permití el lujo de hacer una foto panorámica de su costa.

Continuando nuestro camino, nos adentramos en una zona de dunas muy arenosa que nos impedirá por momentos la marcha sobre la bicicleta. Serán pequeños tramos que iremos alternado con zonas pedregosas antes de llegar a la localidad de Arrieta. Un tramo de 4km  donde deberemos poner especial atención a nuestra orientación si no queremos complicar nuestro rodaje.
Tramo de dunas y rocas.
Llegamos a la carretera, que no cruzaremos y entraremos en Arrieta. Una bonita localidad con servicios donde podemos disfrutar de los contrastes de color que nos ofrecen sus blancas edificaciones sobre las rocas negras junto al intenso azul del mar.
Arrieta.
Por carretera continuaremos nuestra andadura junto al mar para llegar a la Urbanización Los Morros y Punta Mujeres, con baños como los descritos anteriormente pero ya para un uso turístico general.

Sus pequeños paseos marítimos proporcionan un áurea familiar y acogedor que invitan a parar la marcha y disfrutar del ambiente que se respira en estos pequeños y tranquilos núcleos urbanos.

Pero pronto volveremos a la cruda realidad al salir de la zona urbanizada hacia Jameos del Agua. Tan solo, dos kilómetros separan ambos lugares, pero que pueden resultar un tanto frustrante si pretendemos realizarlo completamente sobre nuestra montura. Si no queremos empujar la bici, tendremos la opción de tomar la carretera que transita paralela a la costa.
Inicio del tramo entre Pta. Mujeres y Jameos.

Pero la patilla del cambio dijo basta, obligándome a detener la marcha en Jameos del Agua, 9km antes de llegar al destino prefijado, Órzola. 9 km de carretera que aprovecharía la jornada siguiente para calentar las piernas antes de afrontar el ascenso hasta el Mirador del Río.
Tramo imposible de rodar antes de llegar a Jameos.

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