lunes, 21 de abril de 2014

Lanzarote; rodando junto a Eolo, Vulcano y Neptuno.

Decía el aventurero Jesús Calleja en uno de sus estados de Facebook que "En la vida siempre hay que tener un "plan"; o al menos intentarlo. Nada es imposible; esa es la actitud que hay que tener ante los problemas y retos que nos plantea la vida... Además, tener un "plan", el que sea, nos llena de ilusión. Trabajamos, pensamos y nos focalizamos en el "plan"  no dejando escapar el tiempo vanalmente. El tiempo se detiene y cada minuto se vive con más intensidad, es como estar enamorado constantemente".
Disfrutando cada momento
Casi consecutivamente, otro gran aventurero y editor de guías como es Juanjo Alonso, se lesionó gravemente en su brazo mientras preparaba la Titan Desert; en su convalecencia respondió a mis mensajes de ánimo con un "Ahora toca entrenar la mente; mirar mapas es también un gran entrenamiento [...] La ilusión es pura energía."

Planes, ilusiones, mapas... En esta ocasión focalizaría todo ello en la isla de Lanzarote. Allí llevaba un par de meses un gran amigo, casi hermano, ganándose la vida. Tocaba hacerle una visita, pero durante su jornada laboral no pensaba dejar pasar el tiempo vanalmente; así que, establecí un plan.
Con Álvaro, gracias por todo.
"Mirar mapas es un buen entrenamiento". Mis indagaciones me condujeron a la web Pedales de Lava. Ellos me ofrecieron una serie de servicios (alquiler de bici, transporte, ayuda telefónica, información previa...) que me facilitarían enormemente mi exploración por toda la isla.

Esta empresa me propuso dos rutas; la Clásica, que recorre la isla buscando fielmente sus costas; y la Plus, que se interna más hacia el interior en busca de sus montañas. La primera, más asequible que la segunda.

Opté por la combinación de ambas, creando una ruta en base a estas dos, e incluso me atreví con algunas pinceladas propias fuera de las rutas propuestas que me mostrarían otros rincones desconocidos.
Cueva en cualquier lugar de los riscos de Famara...
Mientras mi amigo cumplía con sus obligaciones, yo aprovecharía a conocer la isla sobre ruedas; al terminar su jornada laboral nos veríamos en el final de etapa para disfrutar de las playas de la zona. Finalmente volveríamos a su casa en Arrecife para cenar y dar agradables paseos para conocer la capital de la isla. 
Barrio de El Charco, Arrecife.
Así pues, todo estaba dispuesto para "destripar" la isla, conocer sus rincones más remotos, lejos de los puntos más turísticos y de las aglomeraciones de gente.

Rodaríamos por Jameos del Agua, el Mirador del Río, PN de Timanfaya, Jardín de Cáctus... pero nunca entraríamos en ellos. Quizás para una segunda visita, cuando ya haya conocido verdaderamente la isla.
En Jameos del Agua.

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