martes, 15 de enero de 2013

Circular al Piélago desde Garciotum

Nueva escapada navideña. Esta vez promovida, editada y dirigida por mi mentor en este mundo del GPS, Alberto.

Él, como muchos ciclistas de la comarca, están enamorados de la zona de El Piélago. Precioso y cercano lugar donde disfrutar de una buena jornada de MTB.

"Me gustaría ir al Piélago estas Navidades, pero no para subir hasta las antenas, como de costumbre"- me informaba Alberto durante las fechas navideñas.

Mi decisión respecto a la edición y creación de la ruta, fue lo que en términos educativos llamamos "laissez faire" (dejar hacer). Confiaba plenamente en él.

"Pero es que ir allí, y no subir a las antenas, me parece un pecado"- reflexionaba más tarde el propio Alberto.

El día antes de salir, su ruta en GPS estaba creada y enviada al resto de los participantes. Salida desde Garciotum hasta El Real de San Vicente, para bordear el pequeño promontorio del Piélago, rodeando su falda en sentido horario. Toda la ruta era conocida por Alberto, excepto el tramo entre Almendral de la Cañada y El Real de San Vicente. También dejó una opción para alargar la mañana hasta Pelahustán, que al final obviamos.

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La fecha elegida fue el lunes 7 de enero, día que se clausuraba oficialmente las fiestas navideñas en este recién estrenado 2013.

A las 9:30 partía la expedición desde Garciotum. Alfonso, Santiago, Manolo "Raper", Rodri, Manolo "Perilla", Alberto "Raper", Tomás, Luis y yo. Nueve bikers con un mismo objetivo claro, disfrutar de la bicicleta en contacto con la naturaleza. Y otro objetivo oculto, comenzar a filtrar todas las sobras de los excesos navideños.

La zona no permite calentamientos llanos y pausados, por lo que comenzamos rodando subiendo hacia el norte para contactar con El Real, localidad donde iniciaremos oficialmente la ruta circular.

Los primeros dos kilómetros se hacen duros, salvando un desnivel de casi 100m a las primeras de cambio. Un pequeño descanso para cruzar el arroyo de Saucedoso por el bonito puente de los Pilones, nos hace retomar el aliento antes de llegar a la Cañada Real de la Merinas, donde continuaremos con el ascenso.

Por esta Cañada circularemos muy poco tiempo, nos desviarnos ligeramente hacia el oeste para ir en busca de la dehesa de El Real. Esta zona baja y húmeda permite el abundante crecimiento de zarzales a uno y otro lado de la pista que empiezan a desaparecer poco a poco a medida que la ruta va tomando altura.

Casi sin darnos cuenta, comienzan a aparecer los temidos tramos hormigonados que nos indican un fuerte aumento de la pendiente. Una pared con este piso se nos presenta bajo nuestras ruedas para darnos acceso a la primera localidad de paso a una altitud de 763 m. 300m más que en la salida, tan solo a 7 km de distancia.

Iniciamos un breve rodeo en descenso por la zona de las huertas de El Real, para llegar a la localidad en leve ascenso. Callejeamos y cruzamos la travesía principal para tomar un camino que poco a poco se transforma en un bonito y ondulado sendero. Dándonos la bienvenida a las primeras lomas del Piélago.

Con cuidado cruzamos la carretera que une El Real con Hinojosa, e iniciamos un bonito descenso hasta cruzar el reguero del Pan y Vino. Es aquí donde se utiliza una gran lancha de granito para superar el terreno húmedo donde más de uno echó pie a tierra para evitar posibles caídas.

-"Hay más de uno de carretera por ahí detrás!!!"- decían jocosamente respecto a los compañeros que no pasaron a la aventura sobre este bonito, técnico y "peligroso" tramo.

En la posterior subida, la transmisión de Manolo le jugaba una mala pasada y estuvo a punto de retirarse. Pero el buen hacer de Tomás con sus manos y herramientas le permitieron seguir adelante.

El leve ascenso, nos volvió a dejar en un bonito y definitivo descenso para cruzar el arroyo Guadamora y afrontar otro imponente pero corto tramo hormigonado con muy altos porcentajes de desnivel que nos dejará definitivamente en Hinojosa.

En esta localidad, la pendiente continúa pero algo más leve. A su salida comienza oficialmente lo que se conoce como la subida al piélago, también con duras rampas de hormigón. Pero justo en la salida Luis pincha.

Descanso que le va muy bien a más de uno ya que, aunque aquí empieza oficialmente la subida, llevamos un kilómetro y medio de ascenso desde que cruzamos el arroyo de Guadamora.

Retomamos la subida y cada uno pone su ritmo. Tomás y Alfonso toman delantera. Santiago y Manolo "raper" suben junto a mí. Los demás quedan por detrás, cada uno con nuestro propio calvario.

A los dos kilómetros llega el desvío de la subida para coronar el collado de la Cabeza Bermeja, dejar la subida hasta el Piélago y seguir los pasos del GR-63 de la Ruta de Viriato.

La Z que hace el camino para coronar este paso la evito para coger un durísimo atajo y llegar a este collado por delante de Tomás y Alfonso, que me miran atónitos al verme descansado mientras tomo agua del bidón.

Hemos pasado de la vertiente este a la oeste de la Cabeza Bermeja, un breve descenso para cruzar el arroyo Navatejares, nos permite descansar para afrontar el último tramo de ascenso por un precioso robledal, dejando el embalse de Guadayerbas a nuestra izquierda. Una alfombra de hojas nos sitúa en el punto más alto de la ruta justo cuando cruzamos la carretera de El Real a Navamorcuende, collado de 990m entre el monte de las Cruces (las antenas) y el alto de la Mesa.

Se nos presenta una bajada larga y algo técnica en su primer cuarto de tramo. Cruzamos de nuevo con cuidado la carretera para continuar descendiendo, ahora mucho más rápido y con mejor piso.

Es aqui donde nos encotramos con un grupo numeroso de biker que hacen la ruta en sentido inverso y donde casualmente está nuestro amigo Mario de Talavera. Gran persona, en gran sitio. Toda una ilusión. Pero no nos podemos entretener, su grupo sube fuerte y dejamos las conversaciones para una llamada de teléfono a la tarde.

Volvemos a salir a la misma carretera que zigzaguea en su descenso hasta Navamorcuende, pero no entramos al núcleo urbano. El GPS marca una dirección que nos hace dudar. Planteamos entrar a la localidad por el asfalto, pero un repentino recuerdo fotográfico me vino a la cabeza. Recordé ese mismo lugar, esa misma duda, y no por haber estado con la bici.

Por un escondido sendero cruzamos el arroyo del lugar para dejar el núcleo urbano a nuestra izquierda y salir a la carretera que une esta localidad con Almendral, previo paso por el albergue donde hace unos 10 años estuve realizando el curso de monitor juvenil. Fue ello el causante de mi recuerdo. Curiosidades y casualidades que la bici te haga llegar hasta ciertos sitios de tu pasado.

Nada más tomar el asfalto, lo volvemos a dejar para seguir la Cañada Real Leonesa que nos dejaría, en el pueblo al que da nombre; Almendral del la Cañada

Rápido tramo, por una perfecta pista que completaría los 5 últimos kilómetros de descenso, con tres pequeñas tachuelas facilmente ascendidas por la propia inercia de la larga bajada.

Es aquí donde paramos en el pilón del pueblo para comer alguna barrita y prepararnos para el último ascenso de la jornada. Tramo desconocido por todos, incluído Alberto, en el que no sabíamos que nos podíamos encontrar.


Saliendo por la misma cañada, nos dirigimos a la carretera por la que transitaremos unos breves metros para  desviarnos a la derecha y tomar el camino que nos iría introduciendo poco a poco en en la ladera norte de la Tejeda. El camino parecía marcado con leves balizas en las ramas de algunas encinas. Buen síntoma.

La ruta se fue transformando poco a poco en un bucólico sendero de apenas una cuarta de anchura. Flanqueado por una densa vegetación, a veces transformado en túneles donde los más altos debíamos agachar para no golpear nuestras cabezas con las ramas. El esfuerzo realizado en este tramo, en leve ascenso, bien era compensado por la belleza del momento.

Avanzando con nuestras pedaladas, llegamos a compartir nuestros pasos con el joven arroyo de la Tejeda, aguas arriba. Tramo tan espectacular como técnico; muy húmedo. Con gran cantidad de zarzas que probablemente en época primaveral o estival perjudique mucho el paso, o casi lo imposibilite.

Nos separamos del arroyo para concluir la primera parte de la última subida. El camino se ensancha y observamos muros de piedra que indican lindes de terrenos, zona algo más transitada.

Con velocidad descendemos hasta casi llegar a la carretera, CM-5005, donde giraremos a nuestra derecha para iniciar la definitiva y dura subida hasta la gasolinera de El Real.

Tres duros kilómetros que volvieron a hacer una buena selección de las fuerzas de cada uno. De nuevo un calvario, pero esta vez el definitivo. Sufrí. Poco pude disfrutar de estos kilómetros, lo bonito ya había pasado. Tres rapidas recurvas esquivando unos moles de granito pudieron con mi paciencia. Quedaba poco, pero había que llegar.

Una vez arriba, reagrupamos en la estación de servicio en la CM-5001. Solo quedaba descender hasta la localidad por asfalto y retomar el mismo camino que habíamos ascendido a primeras horas de la mañana desde Garciotum, ahora en descenso.

Bonita ruta, que no por el hecho de no subir hasta el Piélago, no se acumulan ascensos. Dura.

Para compensarlo, unas buenas jarras de cerveza con limón a pesar del frío en nuestro cuerpo en el bar de Cardiel. Eso no puede faltarl.



6 comentarios:

  1. Orgulloso de mi padawan estoy. Ya has superado al maestro.

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  2. Nunca se supera al maestro... "Más sabe el diablo por viejo que por diablo"

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  3. Q envidia me dáis. Ojo lo q se aprende leyendo y viendo.

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  4. Eres un maestro dentro y fuera del colegio. Si señor.

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  5. Estimado Amigo.
    Cuando, a un "Pintor le roban sus pinceles", cuando a un "Poeta le roban sus palabras", cuando a un "Creador le roban sus ideas", los que creemos en ellos, siempre lo seguiremos haciendo. Mucho ánimo, en estos duros momentos. Tan solo decirte una cosa amigo...aquellos eventos, que con tanta ilusión has programado,ten por seguro, que van a seguir adelante.Grande MOREOCIO - Grande DAVID MOREIRA.
    Fdo ANGEL CARRILLO

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  6. Muchas gracias por tu apoyo "presi"...

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