viernes, 9 de diciembre de 2011

Montes de Toledo: Risco del Amor

La niebla es un fenómeno atmosférico muy común en nuestra zona. Todos sabemos que son nubes muy bajas y húmedas que impiden la visibilidad y entristecen el ambiente. Además despierta nuestra curiosidad al ver que, si nos desplazamos con el coche unos pocos kilómetros, podemos encotrarnos días espléndidos y radiantes de sol.

Para que se forme la niebla deben darse varios factores: el primero de ellos es que soportemos un anticiclón, altas presiones que dan estabilidad a la atmósfera sin vientos fuertes ni nubes altas (lo que todos conocemos como "buen tiempo"). Lo segundo que tiene que ocurrir es que estemos situados en zonas geográficas próximas a ríos o acuíferos subterráneos, por tanto lugares con cotas bajas donde se encuentre este elemento. Y lo tercero que tiene que suceder es que el ambiente sea frío.

Extrapolándolo a Torrijos; el tercer punto es obvio que siempre ocurra en invierno. El el segundo punto, por todos es conocido que, bajo nuestro suelo tenemos un gran acuífero o reserva de agua, muy mala para el consumo debido a su alto porcentaje en cal, pero agua al fín y al cabo; además que es evidente nuesta baja cota sobre el nivel del mar, que queda patente si vienes por las carreteras de Gerindote, Sto Domingo o Novés. Por último, el primer punto es incontrolable y afecta según los caprichos de la atmósfera.

Así pues cuando vemos en las noticias del tiempo que en invierno va a haber un anticiclón, es muy probable que en nuestra localidad no difrutemos de ese "buen tiempo" porque el sol del anticiclón va a calentar la tierra, que en esta zona tiene mucha humedad y al evaporarse esa humedad, en el momento que se levanta de la tierra se va a condensar por el frío invernal. Por tanto se crearan nubes de no mucha altura. Además estas nubes permaneceran inmóviles porque el anticiclón, con su estabilidad no producirá vientos que disipen o muevan esta mole de agua en suspensión.

Así pues el miércoles del "puente de diciembre" se presentó con este carácter atmosférico y muy previsiblemente ocurriría lo mismo para el jueves festivo de la Inmaculada Concepción. Si levantaba la niebla nos quedaríamos por Torrijos, pero si persistía, nos desplazaríamos a cotas más altas con el coche para disfrutar de este precioso anticiclón invernal.

Dicho y hecho, "robé" una ruta cercana por los Montes de Toledo creada por nuestro amigo JF de la Fuente que amablemente comparte en Wikiloc, por si acaso tuviésemos que salir de la localidad.

A las 8 de la mañana al asomar por la ventana todo seguía igual... ¡Pues coches, y fuera!

Tomás muy escéptico con la teoría de la niebla explicada arriba, no esperaba lo que nos pasaría unos kilómetros más adelante. Junto a Javi, cogimos el coche rumbo a Ventas con Peña Aguilera... Evidentemente a medida que nos acercábamos al canal de Castrejón la niebla iba empeorando. Al salir de este tramo hacia San Manrtín de Montalbán, esta seguía a garrada al suelo.

Por varios momentos, creí que me tendría que tragar mis palabras. Pero de repente, como si un truco de magia se tratase, la niebla desapareció de golpe y el sol se presentó con fuerza y garra en todo lo alto. Estábamos entrando a San Martín cuando este efecto nos sorprendió. Alegres, llamamos por teléfono a Javi que venía detrás, que también se había mostrado incrédulo ante la teoría de dicho fenómeno.

Seguimos ganando altura para confirmar la buenísima mañana de diciembre que nos esperaba por delante, hasta llegar a la plaza de Ventas con Peña Aguilera.

La ruta que íbamos a rodar, ya fue realizada por nuestros compañeros de MTB Leganés. Me llamó la atención por como la presentaban en algunos foros de ciclismo con el nombre de "Vamos a hacer el Amor", jugando con las palabras para decir que "Iban a subir el Risco del Pico Amor", el cual, resulta ser la elevación más alta de nuestra vecina provincia de Ciudad Real con la que compartimos la cota y a su vez hace de límite provincial entre ambas.

PINCHA AQUÍ PARA VER LA RUTA

Así pues haríamos dos techos (Toledo y Ciudad Real) en menos de una semana; interesante reto que se nos presentó sin haberlo programado.

Siempre me gusta innovar o editar las rutas en base a las que encuentro por internet para no repetir lo que otros han hecho y así enriquecer este mundo de posibilidades del GPS; además no me gusta pasar dos veces por el mismo lugar en la misma ruta (como era el caso de la que encontré) para aprovehar y ver el mayor número de sitios en una misma jornada.

Me permití el lujo de hacer una variación a la idea origina de la subida del Pico Amor, junto con la vereda del Fraile y la visita al Monasterio; incluyendo en la ruta el paraje de El Castañar. Así le daría un carácter más circular y no se repetiría ninguna zona de paso. Pero me pasé de listo...

La ruta commenzó, sin poder calentar las piernas con una dura subida por hormigón directo al precioso Molino de Ventas, que vigila permanente los trasiegos de su pueblo desde esta privilegiada situación. Si levantamos la mirada, también podemos divisar la llanura toledana, asi como los pueblos más próximos y cerros como el de Noez, Pulgar, Layos... A lo lejos quedaba Gredos y entre medias, el valle nuboso del rio Tajo, sometido a esa perpetua nieblina.

Tras este rápido parón nos introducimos en la preciosa senda de Los Labrados, ya en ligero descenso. Senda algo técnica, pero muy peculiar, de apenas un metro de ancho, flanqueada por muros de piedra que controlan el abundante ganado de la zona. Flancos en los que a veces debemos tener especial precaución debido a las vallas de pinchos que por momentos sustituyen a los muros derruidos de piedra. Son 6 kilómetros de disfrute total de MTB, aunque debemos tener especial atención en no encontrarnos con alguna moto de cross de frente, afición muy habitual por estos pueblos al pie de los montes. En este caso no tendríamos hueco para los dos.

La ruta ha salido de Ventas rumbo Este y al concluir este sendero nos topamos perpendicularmente con el arroyo de Carboneros, el cual seguimos paralelos hacia el norte por su margen izquierda. En la primera encrucijada de caminos que nos hayamos deberíamos dirigirnos hacia el este de nuevo. Pero los contínuos disparos lejanos que veníamos oyendo, cada vez los sentimos más cercanos y para más sospechas, el camino que había editado sobre el original nos introducía por una cancela que rezaba "Coto Privado de Caza".

El camino era público, la finca privada. Pero estaban cazando y aunque la normativa de caza les obligue a estar situados a más de 300m de los caminos públicos, no estaba por la labor de encontrarme un cazador despistado... Entre una bici y un rifle/escopeta es demasiado evidente quien tiene todas las de perder... Así pues y sin duda alguna, gracias a que también tenía grabado en el GPS la ruta original de JF de la Fuente. Decidimos ignorar mi ruta y centrarnos en la de nuestro gran amigo, a pesar de perder las bases que tenemos a la hora de realizar una ruta.

Por tanto volvimos sobre nuestros pasos, paralelos al arroyo de los Carboneros, pero esta vez hacia el sur y por su margen derecho, paralelos al muro de piedra que delimitaba la finca.
Este camino se realiza en leve y contínuo ascenso que unido a las piedras que comienzan a aparecer sueltas, no hace técnico el camino, pero sí pesado.

Así pues nos topamos de frente con el camino del Fraile, que se presenta perpendicular a nuestra dirección. Hacia la derecha volveríamos hacia Ventas, por tanto tomamos su trazado hacia el este, pero de nuevo nos encotramos otra cancela. En ella había varios carteles, uno de Vías Pecuaria de la Consejería de Medioambiente y otro de Coto de Caza.

Aquí si surgieron dudas, yo no tenía más alternativas, o seguíamos o nos volvíamos a Ventas con 14 míseros kilómetros. Los disparos se seguían escuchando, pero si es cierto que mucho más a lo lejos que antes. Javi, decidido, abre la puerta; Tomás se queda rezagado. Eran evidentes las posturas de cada uno... Ambos mirándome. Y yo escondiendo mi mirada y mi pensamiento en el GPS... Decisión salomónica... Entramos, pero al mínimo disparo que considere cercano a nosotros, nos damos la vuelta... Javi se pone sus cascos y tira delante, Tomás y yo más acongojados que otra cosa le seguimos.

La belleza de este camino pronto hace que nos olvidemos de nuestros temores y nos centremos en disfrutar de uno de los tramos más preciosos que nos regala nuestros desconocidos montes toledanos. Rodeados de un denso bosque de encinas, enebros y jaras, rodamos por el piedemonte con continuos subeybaja, vadeando pequeños y jóvenes arroyos que bajan por la ladera de la Sierra del Castañar, muy próxima a nuestra derecha. Cualquier tipo de descripción de este tramo jamás hará justicia a lo que realmente nos vamos a encontrar.

El camino, según se aproxima al monte, va empezando a ser más empedrado. De nuevo se recomienda una bici doble para un mayor disfrute. Los riñones de mis dos compañeros de viaje con bici rígida así me lo confirmaron al acabar la ruta. Este tramo va a ser compartido de ida y vuelta. De pronto por la derecha llega el camino que horas más tarde descenderíamos desde lo alto del Amor; pero ahora nosotros continuaremos de frente en busca de las Casas del Convento del Castañar.

Rodando tranquilamente y relajado por las vistas, escucho un estruendo que me hace frenar de golpe. El ruido del disparo lo sentí tan cerca que vi evidente el final de nuestra aventura como les había prometido. Javí siguió delante con sus cascos sin darse cuenta de la gravedad de lo ocurrido. Tomás que marchaba detrás, alarmado por mi frenazo, me miró sorprendido. "¿Qué te pasa More?" Yo asustado le respondí que si no había oído el disparo. Tomás tan jocoso como siempre y quitando importancia me informó: "¡Pero si ha sido un canto que ha salido disparado de tu bici y golpeado en la mía!"

Así llegamos hasta las ruinas del Convento del Castañar. Precioso enclave de retiro y oración en tiempos pasados. Hasta aquí y desde Arisgotas donde se encuetra otro convento franciscano crearon los monjes de antaño la conocida Vereda del Fraile. Senda de apenas medio metro que serpentea entre la densa vegetación de la zona con continuos subeybaja que hacen extemadamente divertida y cómoda la zona para la bicicleta de montaña.

Ya por aquí nos encotramos los primeros dos ciclstas de la mañana, lo que nos hizo tranquilizarnos de forma definitiva respecto al tema de los cazadores.

Continuamos la ruta de la que salen infinidad de caminos particulares (no olvidemos que el 55% de los Montes de Toledo son privados). Nosotros aun seguimos rodando por la Vía Pecuaria pública. En uno de estos cruces nos encotramos con un todoterreno aparcado que al pasarlo nos comienza a pitar, le ignoramos y seguimos nuestro camino, pero la insitencia del individuo nos hizo parar y volver sobre nuestros pasos. Sabíamos por donde íbamos y estábamos dispuestos a discutir conociendo nuestros derechos.

Cuando volvemos, el hombre sin bajar del Ranger Rover, nos indica que ese camino es privado. Nuestra indiganción se elevó a la máxima potencia cuando nos lo dijo y le comentamos que nosotros íbamos por la vereda del Fraile, Vía Pecuaria de uso público y ... prohibido al tránsito motorizado. Nos sorprendió cuando nos dio la razón y nos corrigió que la vereda era el senderito que salia, casi invisible, algo escorado a nuestra izquierda.

Tranquilamente nos despedimos. Realmente salimos ganando con el cambio y despiste, pues de nuevo volvíamos al sendero en vez de circular por un vulgar camino.

Poco nos quedaba para que el bosque se abriese y salir a una dehesa a la altura de las Casas del Quinto de San Martín, a los pies de las estribaciones orientales de la que íbamos bordeando. Aquí empezaríamos a variar nuestra dirección para tomar brevemente rumbo sur en busca del camino del Puerto de Valdepalacios que se adentra en el valle formado por esta sierra en forma de Y tumbada.

A nuestra izquierda el arroyo de San Martín de la Montiña que nos acompañaría en la primera parte del ascenso hasta llegar a las Casas de los Caceros. En este primer tramo, nos cruzamos con varios ciclistas que descendían el puerto, dejándoles paso a nuestra izquierda. También nos encotramos un gran grupo de senderistas en nuetro mismo sentido.

El robledal nos indica que estamos ganando altura; mietras tanto, nuestra mirada se levanta para disfrutar de este rincón de la provincia toledana. La ramificación de la sierra a la izquierda de nuestas vistas nos premite ver un densa vegetación con espectaculares claros de canchales en media ladera. Al otro lado de este conjunto de riscos estaríamos ya en tierras ciudadrealeñas.

Entretenidos en las vistas de la ladera opuesta a la que subimos, no nos damos cuenta del canchal que vamos a atravesar en nuestra propia ladera. Era como si de repente estuviésemos rodando sobre las piedras que sustentan las vías del tren pero sin las traviesas de madera, ni los raíles de acero. Toda una prueba de habilidad sobre la bici de apenas 200m que tras pasarlo nos dejó en un pequeño prado donde la naturaleza nos da su pequeño regalo.

En medio de un robledal a medio camino entre bosque y prado, aparecen una familia de ciervos. Javi para y se atreve a acercarse para inmortalizar la escena, pero cuando se aproxima, un ciervo con una cornamenta de los que quitan el hipo, sale de entre las retamas y se lleva a su familia a un lugar más seguro. El susto no fue pequeño y decidimos continuar, ahora ya con la segunda parte del ascenso.

Ocho revueltas, que serpenteaban sobre un espectacular cortafuegos, nos hicieron tomar altura en muy poco tiempo. Estas revuetas cada vez nos permite ver nuevas perspectivas que nos van anestesiando el esfuerzo que llevan nuestras piernas. El camino nos deja en un collado, en el que por segunda vez en lo que va de mañana, podemos ver la extensa llanura toledana. Continuamos ascendiendo, ya por la cuerda de la sierra en busca de la interseccion en Y donde se situa el objetivo principal de la ruta.

De camino a él, las vistas son inmejorables, a la derecha podemos observar todas las tierras de nuestra provincia. Protagonizados por el eje del rio Tajo y delimitado por Gredos al fondo y los Montes de Toledo desde donde observamos las increibles vistas. A medio camino, la nieblina agarrada a las zonas más bajas.

Por momentos la cuerda también nos dejaba ver el sur, en este caso la provincia de Ciudad Real, con preciosas rañas previas al Parque Nacional de Cabañeros y mares de nubes encajonados entre los montes en su parte más occidental.

De camino al Risco del Pico Amor unos muflones salieron a nuestro paso. La visión de estos imponentes animales justificaron el esfuerzo realizado para llegar hasta aquí.

El vértice geodésico del Pico Amor queda desviado unos 80 metros a la izquierda del camino y marca los 1377msnm. Vértice de la Y que forma la sierra del castañar y límite geográfico entre las provincias tolenada y ciudadrealeña.

Fotos, y descenso por el camino, ahora por la falda norte en busca de nuevo del camino del Fraile. Descenso muy pronunciado y excesivamente pedregoso donde de nuevo echaremos en falta una bici de suspensión doble. Seis curvas de herradura nos haran descender de cotas muy rápidamente internándonos de nuevo en un robledal, que dejaremos justo al llegar a un cortafuegos que cruzaremos de frente. El descenso termina por la parte más suave en pendiente pero más pesada en cantos sueltos.

Llegamos perpendiculares al camino del Fraile, que en esta ocasión tomaremos hacia el oeste, desandando los pasos que hacía unas horas habíamos realizado. De nuevo tramo disfrutón hasta el cruce con el camino de Carboneros que dejamos a la derecha pare continuar de frente hasta llegar a las Casas de la Peralosa. Aquí el camino se convierte en una muy buena pista rodadora hasta la localidad.

Preciosa ruta, cercana que no podemos dejar pasar sin realizar. No nos podemos ni imaginar lo que tenemos tan cerca.

Lo único negativo, la cantidad de caminos y fincas privadas y por consiguiente, cacerías en épocas de octubre a febrero. Y también si cabe, la cantidad de cancelas que hay que cruzar por el paso por estas fincas privadas a pesar de ir por caminos públicos.

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En el puente de diciembre del año siguiente (6/12/2012) volvimos  a hacer la misma ruta, añadiendo un apéndice que nos llevó hasta la Vereda del Fraile, ida y vuelta. Toda la ruta se grabó en vídeo para utilizar en casa a modo de entrenamiento con rodillo o bici de spinning.
SESIÓN REAL RIDE






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